VOLVIÓ LA ARGENTINIDAD: LA FIESTA CRIOLLA DE CAMPO RACO FUE UN ÉXITO TOTAL

Después de practicamente dos años de inactividad debido al coronavirus, ayer el sur del conurbano se vistió de criollismo y tradición.

Por Santiago Tucumán

Tempranito me puse mis mejores pilchas, bombacha, faja, verijero, camisa, pañuelo, boina, cargue las reposeras en la camioneta, agarré la matera y con mi primo emprendimos nuestro camino, nuestro motivo del día: llegarnos hasta Campo Raco ese lugar criollo donde se respira argentinidad. Y sí, después de tanto tiempo finalmente un día volvieron los tan esperados domingos de jineteada. Algo que hacía mucha falta para todos los criollos, toda la gente que lleva en la sangre la tradición y las costumbres argentinas.

Fuimos entonces por la ruta provincial 16 hasta que en un tramo vimos un austero cartel que decía “JINETEADA” con una flecha que señalaba el camino. Dejamos entonces la ruta para entrar hacia ese camino de tierra que levantaba pura polvareda. Hicimos unos dos kilómetros campo adentro siguiendo los distintos carteles para luego llegarnos hasta el lugar. No eran ni las once de la mañana y ya estaba repleto, coches, chatas, sulkys y caballos a montones. Un paisanada que esperaba con muchas ansias los retornos de las fiestas criollas. Estacionamos e hicimos una recorrida con Alan, mi primo, para tantear el lugar.

Recorriendo el predio varias personas se me arrimaron a apretarme la mano y saludarme, yo no sabía bien por qué. Resulta que para mi grata sorpresa, me conocían de las redes sociales, del folklore, del periodismo cultural. En eso una hermosa familia argentina me interpela en el camino preguntándome si era Santiago Tucumán, el chico que canta. Muy contento entablamos una linda conversación y amistad. Ellos son unos nuevos amigos, la familia Russiano. Sacamos unas fotos y luego seguí recorriendo el campo. En eso fue que en el escenario lo ví a Carlitos Poullión quién era uno de los animadores de la fiesta. Ahí nomás aunque yo iba en oficio de periodista, me hizo el convite para cantar. Volví hasta la camioneta, agarré la guitarra y subí al escenario: metí un recitado, una zamba y una chacarerita. Entre las gracias y los aplausos de la gente criolla, bajé del tablado para volver a mi oficio de cronista por el cual había ido, ver, tantear y disfrutar de la fiesta, hacer una cobertura exclusiva para Folklore y Tradición y para este diario, El Corresponsal del Sur.

Gustavo Andrade y Carlos Poullión los encargados de animar la fiesta.

Quizás desde el nivel organizativo hubo algunas falencias, por ejemplo en “el ombú” que era el puesto oficial que vendía comida y estaban desbordados. Largas filas y mucha demora incluyendo algún que otro destrato que acusó la gente. Imagino que eso se debió a la gran cantidad (tal vez hasta inesperada) para la gente del lugar. Por otra parte, el intendente de Esteban Echeverría no se hizo presente pero si mandó en su lugar como representación del gobierno local a Tamara “la gringa” como le apodaron afectuosamente. Es importante el hecho de la presencia de representantes locales ya que muestran el apoyo por parte municipal a la cultura. Cabe destacar que el predio estuvo preparado para cualquier eventualidad ya que contó con ambulancias y paramédicos como corresponde.

Siguió la jornada exitosamente y fue muy lindo ver tanta gente joven enraizada con las tradiciones. Hubo un concurso de destrezas criollas y luego se hizo el parate para el almuerzo criollo. Alrededor de las tres de la tarde, mientras caminaba el lugar y conversaba con la gente ya se observaba a los jinetes a los costados del campo prepararse para las montas. Entre algunos relajados, otros que se persignaba, algunos se acomodaban las pilchas, sonó un rumbo de milonga campera y de la voz de Gustavo Andrade, otro de los animadores se dio comienzo formal a la rueda de Bastos con Encimera. Toda la gente se acodo en el alambrado, todos miraban con atención aquel espectáculo criollo, la bravura de los chúcaros y las apadrinadas que hacían los trabajadores del campo. Seguía y seguía la rueda, todos potros hermosos, en perfecto estado y condición, todos reservados de primer nivel. Orlando Orellano, Gustavo Andrade y Carlos Poullión relataban cada monta y le echaban floreos con mucha destreza. La gente tan predispuesta estaba realmente contenta de poder disfrutar después de tanto tiempo la vuelta de la tradición. Todo el ambiente era ideal como siempre se vive en las jinetadas, un ambiente argentino y para toda la familia.

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